Mi persona y mis amores te los confio a ti, Aurelio.
Y humildemente te pido un favor,
que si alguna vez has valuado algo
y lo has querido mantener limpio y puro,
entonces cuídame modestamente a este muchacho.
No lo cuides de la gente. No le tengo miedo a los que pasan
por aqui y por la calle ocupados de sus propios asuntos.
En realidad, te tengo miedo a ti y a tu miembro,
hostil a los muchachos, tanto castos como disolutos.
Porque la dejas ir adonde sea, a como sea, y en lo que sea.
Este muchacho te pido humildemente que excluyas.
Porque si malos pensamientos e insensatas pasiones
te lleva a semejante crimen que planees en tu corazón
traicionarme, entonces mi venganza sera terrible,
porque con los piernas amarradas
y con las nalgas abiertas, te puyarán mújoles y rábanos.